Lentejas caseras

La frase ya la conoces. Si quieres las tomas y si crees que están malas, mejor pruebas las de Platerío. Basta ya, ‘haters’ de las lentejas. Ha llegado el momento de la reconciliación, del amor, de darlo todo hasta hacer llorar a vuestra madre de la emoción cuando os vea limpiando el plato con pan. Haceos mayores con nosotros.

Las lentejas tienen muy mala fama entre los niños, o eso dice el tópico. No hay ninguna razón aparente. Están ricas, forman parte de nuestra cocina tradicional y son un alimento completísimo que queda bien con cualquier cosa. Se pueden hacer en ensalada o como guarnición de pescados.

Nosotros las presentamos en nuestros platos preparados de la forma más propia de los hogares españoles: estofadas.
Intentando saber más sobre el odio a este producto nos hemos ido a Wikipedia, que es un sitio donde está escrito todo lo que hay que saber. Allí dicen que la lenteja es "una planta anual herbácea de la familia fabaceae, con tallos de 30 a 40 cm, endebles, ramosos y estriados, hojas oblongas, estípulas lanceoladas, zarcillos poco arrollados, flores blancas con venas moradas, sobre un pedúnculo axilar, y fruto en vaina pequeña, con dos o tres semillas pardas en forma de disco de medio centímetro de diámetro, aproximadamente". Y esto si lo lees así es un absoluto asco, ciertamente. ¡¡Era solo un problema de marketing!

Pues no. Las lentejas molan. Tienen un montón de propiedades y nutrientes que te convertirán en candidato a comerte el mundo después de comértelas a ellas. No las desprecies. Ellas nunca lo harían.